104 Pags. Ana María Hernández Guerra. “Rosa Flamígera” es un poema que acompaña a la iniciación de un neófito en su peregrinar por el Árbol de la Vida.
Este neófito, que puede ser un hombre o una mujer, comienza su camino con la certeza de que alcanzará la sabiduría, el conocimiento, es decir, aquello que comúnmente aspiramos sin humildad la mayoría de los que nos acercamos a los estudios místicos. Y le ocurre lo esperado: por carecer de la actitud correcta, debe descender para volver a recorrer, aceptar sin pretensiones la ayuda de los guías, comprender que su corazón debe ser puro y sincero para alcanzar lo que todos aspiramos. Así, el neófito recibe las enseñanzas de las rosas hasta vencer al dragón, que no es más que la representación de todo aquello que debemos vencer dentro de nosotros mismos.
Este neófito, que puede ser un hombre o una mujer, comienza su camino con la certeza de que alcanzará la sabiduría, el conocimiento, es decir, aquello que comúnmente aspiramos sin humildad la mayoría de los que nos acercamos a los estudios místicos. Y le ocurre lo esperado: por carecer de la actitud correcta, debe descender para volver a recorrer, aceptar sin pretensiones la ayuda de los guías, comprender que su corazón debe ser puro y sincero para alcanzar lo que todos aspiramos. Así, el neófito recibe las enseñanzas de las rosas hasta vencer al dragón, que no es más que la representación de todo aquello que debemos vencer dentro de nosotros mismos.
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